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Escuchemos estos tips

Escucha

A veces, el paso de los días, el cansancio, los problemas cotidianos o los cambios de humor que todos experimentamos nos hacen pasar por momentos “difíciles”.

Por eso, queremos compartir algunos consejos para enfrentar esos días.

Transcripción del audio

Hoy vamos a seguir trabajando en convivencia escolar.

Como los días pasan y a veces estamos cansados de vernos todos los días y no entendernos, les dejaré 5 tips para aplicar en el aula y así continuar construyendo un ámbito escolar saludable.

  1. Generar actividades para conocerse mejor, entenderse y respetarse.
  2. Construir pautas para identificar y resolver conflictos.
  3. Generar espacios de diálogo y participación.
  4. Construir normas en conjunto, docentes y estudiantes.
  5. Promover proyectos y acciones de colaboración y cooperación entre los estudiantes.

Con estos tips pueden comenzar a pensar actividades que los ayuden a generar y a mantener una buena convivencia en el aula.

Elementos

Elementos claves para la formulación de líneas de promoción de buena convivencia:

Destaquemos 5:

La modalidad de taller

La modalidad de taller es un espacio valioso que permite problematizar diversas vivencias, abordar las necesidades e intereses de los participantes y fomentar compromisos colectivos.

Se considera una alternativa atractiva a la clase tradicional. Para que el taller sea efectivo, es crucial realizar una planificación adecuada, definiendo claramente los objetivos y diseñando una secuencia de actividades que contemple el proceso grupal (pretarea, tarea, proyecto) con etapas de caldeamiento, desarrollo y cierre.

Además, el taller debe enmarcarse dentro de una continuidad temporal que permita abordar la temática desde diferentes enfoques y estrategias.

En la planificación, es fundamental considerar los recursos necesarios (materiales, audiovisuales, tiempos, espacios) y especificar el encuadre de trabajo relacionado con el tiempo, espacio, objetivos y propósitos de la actividad.

Las consignas deben ser claras y adecuadas al grupo.

Finalmente, es importante evaluar lo realizado, sistematizando los insumos producidos y verificando el cumplimiento de los objetivos propuestos.

El diálogo, la palabra: las Asambleas

Las asambleas son espacios educativos clave para desarrollar la capacidad de diálogo y fomentar la participación en temas que afectan a los involucrados.

Promueven la argumentación y la búsqueda de acuerdos, funcionando como entornos democráticos que construyen nociones de participación y representatividad.

Estas asambleas requieren habilidades como la escucha activa y la espera de turnos, así como la rotación de roles (moderador/a, secretario/a).

La participación del docente es crucial para guiar el proceso, ayudar a los estudiantes a asumir diferentes roles, y fomentar la expresión de ideas y el respeto por las reglas establecidas.

El juego

El juego es una actividad espontánea en los niños que puede realizarse solo o en grupo, facilitando la creación de vínculos y la comunicación con otros.

A través del juego, los niños exploran y comprenden la complejidad de la realidad, recreando situaciones que les ayudan a dar sentido a sus experiencias y a gestionar conflictos.

Esta actividad permite a los adultos entender mejor el mundo del niño al reflejar sus preocupaciones y conflictos.

El juego es placentero y no tiene limitaciones de edad, siendo una parte esencial del desarrollo infantil. Los adultos deben fomentar espacios y tiempos para el juego, respetando las necesidades e intereses individuales de cada niño.

Además, el juego estimula la creatividad y la imaginación, y ayuda a los niños a diferenciar entre la realidad y la fantasía.

También contribuye al desarrollo de la función simbólica y está presente en todos los contextos de la vida del niño, como la familia y la escuela.

Es fundamental que las asambleas se mantengan a lo largo del tiempo y se integren en la agenda escolar para facilitar la apropiación del espacio de diálogo y su funcionamiento.

Se pueden realizar asambleas tanto en el aula como entre delegados de todo el centro.

Para un funcionamiento óptimo, se recomienda un formato circular que fomente la participación, la escucha activa y la empatía entre los participantes.

Cada asamblea inicia con la lectura del acta anterior, lo que proporciona continuidad al proceso de discusión, toma de decisiones y compromisos adquiridos.

Durante estas reuniones, se abordan diversos temas propuestos por el grupo y organizados en un orden del día, y las decisiones se toman mediante votación.

El trabajo con familias y la comunidad

El trabajo conjunto con las familias es crucial para fomentar un ambiente positivo de convivencia en la escuela. Los niños llegan con un conjunto de valores y pautas culturales que forman parte de su identidad. Fomentar la colaboración entre la escuela y las familias, permitiendo su participación en la toma de decisiones, genera un mayor compromiso y responsabilidad hacia los acuerdos establecidos, favoreciendo el desarrollo integral de los niños.

Para lograrlo, es necesario planificar espacios de inclusión familiar con objetivos claros, definiendo tiempos y métodos de convocatoria. También es esencial escuchar las necesidades y expectativas de las familias, reconociendo su potencial y saberes, lo que facilita su participación en la vida cotidiana del centro educativo.

La mediación escolar

La propuesta de mediación escolar implica un proceso previo donde toda la comunidad educativa se compromete a buscar alternativas para resolver los conflictos cotidianos.

Debe estar integrada en el proyecto del centro, adaptándose a las necesidades e intereses de la institución y sus miembros.

Para su buen funcionamiento, es crucial definir las normas de convivencia que guiarán el proceso de mediación, estableciendo qué situaciones pueden ser abordadas por los mediadores, ya que no todas las situaciones son adecuadas para este enfoque.

Además, la mediación requiere formar a los mediadores, lo cual debe ser acompañado por los docentes. Es esencial acordar los criterios para seleccionar mediadores y garantizar ciertas condiciones básicas, como la voluntariedad de los participantes y la confianza en el mediador.

También es fundamental mantener la confidencialidad y contar con un espacio físico adecuado, tranquilo y reservado, que facilite el intercambio.

De esta manera, se crean espacios físicos y simbólicos en la institución para la resolución de conflictos, lo que promueve el autoconocimiento, la comprensión de los demás y el desarrollo de habilidades sociales y competencias cognitivas.

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