Interacción en línea:
El grooming generalmente ocurre a través de plataformas digitales como redes sociales, chats, videojuegos en línea, o aplicaciones de mensajería.
Construcción de confianza:
El groomer (agresor) intenta crear una relación de confianza con el menor, presentándose como un amigo o confidente. Esto puede incluir elogios, atención y apoyo emocional.
Desensibilización:
El agresor puede comenzar con conversaciones inocentes y, gradualmente, introducir temas más sexuales o inapropiados. Esto busca desensibilizar al menor y hacer que se sienta cómodo con el contenido sexual.
Aislamiento:
El groomer puede intentar aislar al menor de sus amigos y familiares, fomentando la idea de que solo ellos pueden comprenderlo o apoyarlo. Esto puede incluir manipulación emocional y chantaje.
Uso de secretos:
A menudo, el groomer instiga al menor a mantener secretos sobre su relación, lo que puede aumentar la sensación de complicidad y proteger al agresor de ser descubierto.
Manipulación emocional:
Los groomers pueden utilizar tácticas de manipulación, como hacer sentir al menor que es especial o único, o hacer que sienta culpa o miedo si no sigue las instrucciones del agresor.
Control de la comunicación:
El groomer puede intentar controlar la forma en que el menor se comunica, indicando qué plataformas usar y con quién puede hablar, lo que aumenta el control sobre la situación.
Petición de imágenes o videos:
En etapas avanzadas, el groomer puede solicitar al menor que envíe imágenes o videos sexualmente explícitos, aprovechando la confianza que ha construido.
Uso de identidades falsas:
Los groomers a menudo utilizan identidades falsas o engañosas para ocultar su verdadera edad y motivos, lo que les permite acercarse a los menores sin ser identificados.
Dificultad para detectar:
El grooming puede ser difícil de detectar, ya que las interacciones a menudo parecen inofensivas al principio. Además, los menores pueden sentirse avergonzados o temerosos de informar sobre la situación.