Este tipo de respiración es característica en los vertebrados terrestres: anfibios adultos, reptiles, aves y mamíferos, en este último grupo nos incluimos nosotros, los seres humanos, por tanto nuestra respiración es pulmonar.
Existen animales que se mueven en dos medios, acuático y terrestre como, por ejemplo, los lagartos, las tortugas, las nutrias, los carpinchos, que poseen pulmones pero, presentan una adaptación precisa, para resistir sumergidos bajo el agua, por largos períodos.
Y también otros, como los delfines, las ballenas y los lobos marinos, que son del medio acuático, pero respiran mediante pulmones, los que, al igual que en el ejemplo anterior, están preparados para resistir largos períodos bajo el agua.
En la respiración pulmonar, el intercambio gaseoso ocurre justamente en los pulmones.
En algunos vertebrados, estos órganos son muy rudimentarios, como, por ejemplo en los anfibios, que necesitan complementar sus respiración con un mecanismo cutáneo; en los reptiles, las aves y los mamíferos están más desarrollados y por lo tanto el mecanismo para respirar es más complejo.
Las aves tienen pulmones con sacos aéreos que les permiten aumentar el recambio de los gases y rellenar parte de su cuerpo, disminuyendo su peso.
El sistema pulmonar de los mamíferos, quizás sea el más complejo, ya que la entrada y salida de aire se realiza mediante la contracción de ciertos músculos especiales.