Transcripción del video
Desde la madre Rusia. La tabla periódica.
Pocas cosas en el mundo son tan valiosas en la ciencia y tan temidas en la escuela como la tabla periódica. Platino, oro, mercurio, mercurio.
Talio, talio, sigue talio, niño tonto.
La tabla fue creada en 1869 por el ruso Dmitri Mendeleev, quien nació en una familia muy pobre de Siberia. Su padre murió cuando Mendeleev apenas tenía 13 años y la fábrica de vidrio de la que se mantenía toda la familia se incendió. Sí, estos rusos nunca tienen historias felices, pero la madre de Mendeleev sabía que su hijo era un genio, así que invirtió en él todas sus esperanzas y se lo llevó a la Universidad de San Petersburgo, dejando atrás a sus otros 17 hijos.
Mami no va a volver, ¿cierto?
Mendeleev fue aceptado en la universidad y desde entonces se convirtió en un gran científico. Su amor era la química y su pasión los elementos. Por años intentó ordenarlos en una tabla de manera lógica, tomando en cuenta el número atómico, la reactividad y otras cosas científicas.
Todo sea por la ciencia.
Pero aunque Mendeleev conocía perfectamente los elementos, siempre quedaban espacios vacíos que hacían la tabla imperfecta. Entonces, se le ocurrió.
No es que yo esté mal, es que faltan elementos.
Así que Mendeleev empezó a predecir la existencia de elementos desconocidos. Diseñó una tabla que contenía los 60 elementos conocidos hasta entonces y más de una decena de espacios con elementos inventados. Lo increíble es que acertó.
Mejor que nos tratamos.
Después de su muerte, se fueron descubriendo nuevos elementos y todos correspondían a algunos de los espacios que predijo Mendeleyev. Así que su tabla se convirtió en la más acertada hasta la fecha y la más usada por toda la comunidad científica del mundo. Tan grande fue su aportación que en 1955, uno de los nuevos elementos fue nombrado en su honor. Ensteño, férmio, férmio y...
Es Mendelelle Evo, niño tonto. ¿Qué les enseñan estos días?