Las consecuencias físicas, psicológicas y sociales más frecuentes del castigo físico y las humillaciones verbales en los niños, niñas y adolescentes son:
Consecuencia de la violencia
Baja autoestima
Pueden experimentar sentimientos de inferioridad e inutilidad. También pueden mostrarse tímidos y miedosos o, por el contrario, hiperactivos buscando llamar la atención de los demás.
Sentimientos de soledad y abandono
Pueden sentirse aislados, abandonados y poco queridos.
Exclusión del diálogo y la reflexión
La violencia bloquea y dificulta la capacidad para encontrar modos alternativos de resolver conflictos de forma pacífica y dialogada.
Generación de más violencia
Aprenden que la violencia es un modelo válido para resolver los problemas y pueden reproducirlo.
Ansiedad, angustia, depresión
Pueden experimentar miedo y ansiedad, desencadenados por la presencia de un adulto que se muestre agresivo o autoritario. Algunos desarrollan lentamente sentimientos de angustia, depresión y comportamientos autodestructivos como la automutilación.
Trastornos en la identidad
Pueden tener una mala imagen de sí mismos, creer que son malos y por
eso sus padres los castigan físicamente. A veces, como modo de defenderse, desarrollan la creencia de que son fuertes y todopoderosos, capaces de vencer a sus padres y a otros adultos.
Sufrimiento de daños físicos, incluso la muerte
Los bebés y los lactantes tienen menos posibilidades de defenderse
frente a este riesgo mortal.
Síndrome del bebé sacudido (SBS)
Para el bebé menor de dos años el peso de su cabeza corresponde a un 10 % de su peso total y por la falta de tono muscular de los músculos del cuello no puede afirmarla bien. Cuando un adulto lo sacude, la cabeza se
mueve de tal manera que se provocan importantes choques de la masa encefálica contra la pared craneana. Esto puede producir serias lesiones de la masa cerebral.
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