Quienes inspiraron sus ideas pedagógicas
En 1852, terminada la Guerra Grande, durante el gobierno de Giró, arribó a Montevideo un joven científico y filósofo francés, llamado Amadeo Jacques.
Su equipaje se componía de una colección completa de relieves y sólidos geométricos, gran número de modelos de mecánica industrial y agrícola, la mayor parte de los aparatos de física, un pequeño laboratorio de química, con sus instrumentos y reactivos necesarios, además de ideas pedagógicas innovadoras.
Esto se reflejó en su proyecto de creación de un instituto politécnico para el establecimiento de una escuela práctica de ciencias y artes.
Brindó cursos gratuitos en la Universidad, con la idea de ser contratado.
Todo esto fue ignorado, y se marchó a Argentina, donde sus ideas fueron bienvenidas y aplicadas (aunque sea parcialmente).
De acuerdo con Palomeque (2012), esta omisión le costó a Uruguay adelantar 3 décadas en investigación científica.