Economía
El Uruguay de fines del siglo XIX tuvo características económicas que lo singularizaron en el contexto latinoamericano.
Producía alimentos (sobre todo en base a carne) y satisfacía otras dos necesidades básicas del hombre:
- su calzado, con el cuero,
- su vestimenta con la lana.
En lugar de tender dependencia de un solo comprador, sus mercados externos se habían diversificados. Brasil y Cuba consumían su tasajo; Francia, Alemania y Bélgica, sus lanas; y Gran Bretaña y Estados Unidos, sus cueros y carnes.
Paralelamente ocurrieron transformaciones en el medio urbano.
A partir de 1860 comenzaron las primeras inversiones extranjeras, sobre todo británicas.
La fábrica Liebig (en Fray Bentos) en la industria de carnes, en las finanzas el Banco de Londres y Río de la Plata.
En 1884 se estimó en 6,5 millones de libras el total de las inversiones británicas; en 1900 ya eran 40.
Los ingleses construyeron los ferrocarriles, la primera línea fue inaugurada en 1869 y en 1905.
También invirtieron en los servicios públicos de Montevideo como agua corriente, gas, teléfonos, tranvías.