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Historias

Pruebas intangibles

"Crecí comiendo corned beef"

   Había dicho el príncipe Carlos de Inglaterra, durante una visita a Uruguay en 1999.

"Lo mejor que pudo haberme pasado fue, primero, que no me mataran, y segundo, haber tenido cada día esos maravillosos caldos Liebig en la trinchera"

   Relato de un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial.

"Abrir una lata de corned beef Fray Bentos era una verdadera ceremonia, como la del té para los japoneses. Hasta que no estábamos todos sentados a la mesa, no se abría la lata. Y vaya si nos costaba hacerlo, porque era como romper un encanto mágico".

  Contó un embajador británico en Uruguay sobre épocas de racionamiento en Londres. 

Es que la carne enlatada Fray Bentos era uno de los principales alimentos de la población británica, así como de los soldados aliados en los frentes de las dos guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945).

 

Otro recuerdo, más reciente:

Una señora en Inglaterra, cuando su hijo le contó que viajaba al Uruguay para trabajar en la empresa Botnia, le dijo:

"Dios quiera que Fray Bentos te haga tan feliz como me hizo a mí".

¿Cómo? Pero si tú nunca estuviste en Fray Bentos, le respondió su hijo.

Y la madre, entre lágrimas, le contó por primera vez en su vida los dolorosos momentos que vivió de niña durante la guerra:

"Cuando sentíamos las sirenas de los ataques aéreos, sabíamos que debíamos correr hacia los refugios, con una lata de Fray Bentos en nuestras manos. Si no nos daba el tiempo para salir de casa, igualmente teníamos que escondernos debajo de la cama, pero siempre con la latita de Fray Bentos apretada contra el pecho".