Luego del discurso inicial, Artigas expuso las finalidades del Congreso:
“La asamblea tantas veces anunciada –la Asamblea Constituyente de Buenos Aires– empezó sus sesiones (…). Su reconocimiento nos ha sido ordenado. Resolver sobre este particular ha dado motivo a esta congregación”.
Se aconsejó el reconocimiento de la Asamblea Constituyente –lo que finalmente se aprobó– aunque condicionado a un pacto; Artigas fue claro y determinante:
“Ni por asomo se trata de una separación nacional”.
Una vez terminado el discurso, los diputados tuvieron la libertad de debatir.