José Pedro Barrán realiza la siguiente descripción sobre el paisaje:
El Uruguay de 1800 a 1860 no tenía casi puentes, ni un sólo kilómetro de vías férreas, los ríos separaban las regiones en el invierno durante meses, las diligencias demoraban cuatro o cinco días en unir Montevideo con la no muy lejana Tacuarembó.
Los pueblos parecían aldeas, las calles sin empedrado donde los pastos crecían a la altura de un hombre... Pero no solo eran las cosas del hombre las escasas, lo era también el hombre, como que el país en 1800 tenía unos 20 o 30 mil habitantes y en 1860 no más de 230.000.
El ganado vacuno era salvaje, descuidado en las grandes propiedades de la primera mitad del siglo XIX... un tercio o la mitad se hallaba "alzado" o "cimarrón" en los montes y llanuras, tan bravío como peligroso para las peonadas que querían recuperarlo.
Barrán, J.P. (2002). Historia de la Sensibilidad en el Uruguay.