Si evitamos que nuestros hijos se frustren, evitamos que crezcan y que maduren. De nosotros los adultos depende reaccionar sin miedo y sin culpa, con amor, pues frustrar es educar. Así como el dolor, las frustraciones son inevitables si se quiere vivir a plenitud. Lamentablemente, el cansancio y el estrés nos dejan a los padres desgastados emocionalmente y sin fuerzas para limitar las demandas de nuestros hijos.
Alejandro de Barbieri
Poner límites: una demostración de amor y de responsabilidad. |
Muchas veces ese cansancio y ese estrés nos condiciona al momento de poner los límites.
Límites tan necesarios y precisos en las distintas edades. Pero, ¿cómo hacerlo sin llegar a sobrepasarnos? ¿sin llegar a la violencia, física o verbal?
A través de este segundo recurso presentamos la Guía "Trato bien" de UNICEF que sugiere a las familias una serie de pautas y estrategias para poner límites de un modo saludable y principalmente, sin violencia.