Los niños, niñas y adolescentes deben ser educados con cariño y con firmeza.
Los límites con violencia, no educan, deterioran el vínculo entre el niño y el adulto y generan resentimiento.
No se trata de ausencia de límites o de normas. Al contrario, se trata de normas negociadas, argumentadas, con sentido, que beneficie a ambas partes.
Veamos algunos ejemplos: