Entonces
Entonces…
Aplicadas las definiciones de calidad al ámbito de la información podríamos decir que: la calidad de la información de un recurso informativo vendrá determinada por su capacidad para satisfacer las necesidades de información de la persona que lo utilice o consulte.
Si bien, esto puede ser muy relativo, ya que la apreciación de la calidad es muy subjetiva y lo que para una persona puede ser válido puede no serlo para otra (depende de la audiencia), lo cierto es que hay una serie de convenciones universalmente aceptadas de las características deseables de la información:
Objetividad. La información no debe ser sesgada ni debe ser un elemento propagandístico o desinformador. Una información sesgada o parcial no sólo no es útil sino que además puede ser nociva.
Integridad. La información debe ser segura y completa. Debe ser fiable en el sentido de que no debe estar modificada ni falsificada por personas ajenas a su creación. En el entorno digital esto es de suma importancia debido a la facilidad con que los documentos pueden ser manipulados y modificados.
Utilidad. Es la capacidad de satisfacer las necesidades informativas de los usuarios y depende en gran medida del tipo de usuario al que vaya dirigida esa información.
La calidad de la información no es una realidad palpable y medible de forma exacta y unívoca sino que puede percibirse desde varias dimensiones. El número de dimensiones que se tengan en cuenta en un recurso de información determinará la exhaustividad de su estudio.