¿Cómo se ve en el niño?
Los niños impulsivos (o con falta de control inhibitorio) realizan comentarios fuera de lugar, tocan o se apropian de cosas que no deben, hacen payasadas, etcétera.
Además muestran reacciones automáticas (no intencionales o premeditadas) de ira o rabia ante pequeñas frustraciones o situaciones que perciben como amenazas.
Tienen muchas dificultades para esperar, guardar turno en los juegos, cola para la comida o en el recreo, etcétera y puede que se muestren quejosos si tienen que esperar o que empiecen a portarse mal.
Cuando se les promete una actividad agradable, puede que insistan y la exijan antes de tiempo hasta "agotar" a los adultos.
Estas dificultades que tienen su origen en la falta de autocontrol (impulsividad) hacen que el niño parezca exigente y egocéntrico teniendo consecuencias negativas en su adaptación social y escolar.
Respecto a su rendimiento escolar, debido a la impulsividad, empiezan las tareas sin acabar de leer las instrucciones correctamente, deben controlar los impulsos para no abandonar una tarea aburrida y para persistir en actividades cuya recompensa se halla a largo plazo.
Con frecuencia, cuando realizan tareas aburridas, emplean el menor tiempo posible y parece que hacen un esfuerzo mínimo.