Transcripción del video
Hay quienes me han planteado que si todos supiéramos por quién votó cada quien se evitaría el fraude a la hora de contar los votos.
El planteamiento es interesante por dos razones:
La primera porque cuestiona la secrecía del voto, lo que nos permite insistir porque debe ser secreto el voto; primero para impedir que se denigre al votante que haya elegido una opción que es contraria a la mayoría de su comunidad; segunda, para impedir la presión que pueda ejercer el entorno familiar, laboral, escolar o religioso; tercera, para proteger al elector frente a un poder autoritario que lo identifique y lo castigue.
En suma para votar en libertad hay que insistir en que el secreto significa que nadie pueda observar al elector al momento en que está ejerciendo su derecho al voto.
La segunda razón es porque nos permite insistir en la importancia que tiene en la credibilidad en las autoridades electorales, pues es un hecho que el elector después de haber depositado su voto solo puede acudir a la confianza en la autoridad de que su voto será contado efectivamente.
En conclusión, la desconfianza en la autoridad puede erosionar la convicción respecto a la importancia de votar en libertad.
No hay opción, debemos acrecentar la credibilidad en las autoridades electorales para que el voto sea secreto y libre.