Planificar un tema de discusión
El docente debe tener claro de antemano, el propósito educativo -enmarcado en el ámbito de la Lengua Escrita- que se pretende alcanzar.
Como se explicitó en páginas anteriores, el tema de discusión en cuestión, puede propiciar la lectura selectiva y la escritura de información expositiva sobre un tema; puede promover la escritura de estrategias personales de resolución ideadas por los alumnos; a partir de un tema en particular, promover el intercambio de ideas o como lo propone su propio nombre, promover la escritura de opiniones personales o fundamentadas sobre temas en diversos.
En este sentido y de acuerdo a los diferentes propósitos educativos formulados, será el rol que deberá tener el docente a la hora de su ejecución y de su evaluación.
Se sugiere entonces que el docente:
- realice una moderación activa orientada a promover la participación y a mejorar el proceso de construcción colectiva de conocimiento.
- siga con atención las participaciones de los estudiantes y que estos puedan darse cuenta de ese seguimiento.
- realice, si el propósito lo requiere, una síntesis o resumen de las ideas que se van exponiendo. De esta manera estamos validando la información aportada.
- escriba juicios motivadores y positivos de los aportes, por ejemplo: "Muy buen aporte realizado por Ana”; “Correctísima intervención, Alberto”. También, utilizando un lenguaje amigable, invitar a aquellos alumnos que su aporte fue muy escueto, a que lo complementen o mejoren.
- identifique divergencias o contradicciones en los argumentos en las opiniones publicadas e invite a los estudiantes a pronunciarse sobre ellas. No se trata de estimular la crítica a los participantes, se trata de proponer la crítica de ideas que se suponen incorrectas o contradictorias. Estas cuestiones deben de ser transmitidas y aclaradas a los participantes.
- realice una intervención de cierre una vez que se agote la participación en dicho espacio.
- esté atento a las oportunidades a la hora de producir un “desequilibrio cognitivo” que ponga en crisis la estructura cognitiva previa, permitiendo el análisis de los argumentos expresados por los participantes.