En el año 1915 se aprueba en nuestro país la Ley 5.350 de Trabajo Obrero, que en su Art. 1º establece:
"El trabajo efectivo de los obreros de fábricas, talleres, astilleros, canteras, empresas de construcción de tierra o en los puertos, no durará más de ocho horas".
Iniciábamos el siglo XX con una ley casi revolucionaria para la época.
En otras partes del mundo, los trabajadores eran apaleados, reprimidos y asesinados por el solo reclamo de este derecho.
Esta ley no solo garantizaba mejor calidad laboral y de vida para los obreros, sino que, además, abría y ensanchaba el espacio para más mano de obra: más obreros, más trabajadores incorporándose a la industria, al comercio, etcétera.