En 1905 se presentó el primer proyecto de ley de divorcio que daba potestades a la mujer para divorciarse.
Esto causó un verdadero escándalo en la sociedad, provocando la protesta de la Iglesia y grandes manifestaciones de mujeres católicas.
Finalmente, se aprobó una ley desigual, que daba al hombre más posibilidades que a la mujer de decidir el divorcio.
Dos años después se presentó otro proyecto, que permitió el divorcio por mutuo consentimiento.
Finalmente, en 1912 se aprobó la ley de divorcio por la sola voluntad de la mujer. Esta ley permitía que la mujer tomara la decisión de divorciarse aunque su marido no quisiera hacerlo.
Fue fundamentalmente por la mayor libertad y soltura que adquirió la mujer que podemos hablar de "años locos".
Se cortó el pelo y se lo tiñó, usó pantalones y comenzó a fumar.
Empezó a estudiar y a trabajar por un sueldo, y terminó conquistando el voto.
Dejó de lado los prejuicios y se fue a la playa.
En 1932, después de casi tres décadas de lucha, obtendrán el derecho al sufragio.