El día en que el mundo se rindió ante un círculo amarillo
Un 22 de mayo de 1980, en Japón, nacía uno de los videojuegos más emblemáticos de todos los tiempos: Pac-Man. Su creador, Toru Iwatani, no imaginó que aquel comecocos amarillo, diseñado para atraer a públicos que no solían frecuentar las salas de juegos, terminaría convirtiéndose en una leyenda mundial del entretenimiento digital.
Más que un juego, Pac-Man representa una era: la del auge de los arcade, los fichines, las tardes con amigos frente a una pantalla pixelada y sonidos inolvidables. Su dinámica simple pero adictiva —recorrer laberintos comiendo puntos y evitando fantasmas— marcó un antes y un después en la historia de los videojuegos, siendo uno de los primeros en ofrecer una experiencia con personajes reconocibles, reglas claras y un estilo visual único.
Pero su impacto no se quedó ahí. Con el tiempo, Pac-Man trascendió las consolas: inspiró música, series animadas, objetos de colección, ropa, memes y hasta teorías sobre inteligencia artificial y conducta humana. Se convirtió en ícono cultural, símbolo retro y puente entre generaciones gamer.
Celebrar el Día Mundial del Pac-Man es recordar que el juego también es parte de nuestra historia. Es rendir homenaje a la creatividad, a la diversión sin violencia, a los comienzos de la industria gamer tal como la conocemos hoy.
Así que ya sabes: ¡el 22 de mayo comé cerezas, esquivá fantasmas y regalate una partida!