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Repositorios - Algo más que un almacén de datos

Nos dice la ABED de Brasil que "un repositorio es un sitio en la red que contiene recursos digitales útiles para el aprendizaje formal o no formal, y que utiliza medios como textos, imágenes estáticas (mapas, gráficos, esquemas, fotos) o animadas (videos, animaciones, películas), archivos de sonidos y objetos de aprendizaje. Algunos repositorios son esencialmente institucionales para dar apoyo a sus propios cursos a distancia o presenciales, otros son multi-institucionales y se focalizan en determinada área del conocimiento o se trata de material educativo de un determinado medio (por ejemplo video, imágenes, etcétera)".*

*- Juan Carlos Camus. Profesor de contenidos digitales, usabilidad (UX) y arquitectura de información (AI). Autor del libro "Tienes 5 segundos". http://usando.info/

 

Repositorios de Objetos de Aprendizaje.

Algo más que un almacén de datos

 

Como dijimos, los repositorios de Objetos de Aprendizaje, conforman una suerte de combinación entre una biblioteca digital y un buscador.

Estos (LOR, por sus siglas en inglés) permiten almacenar, buscar, recuperar, consultar y descargar objetos de aprendizaje de todas las áreas de conocimiento. Tal como expresa García Aretio (2005), constituyen:

“…una colección organizada de Objetos de Aprendizaje, estructurada como un banco o base de datos con metadatos asociados y que generalmente podemos buscar en Internet…”.

 

La función de los Metadatos

Técnicamente, para que el Objeto de Aprendizaje pueda ser almacenado y localizado para cualquier uso posterior, debe ser etiquetado (metadato) como se haría con cualquier material en una biblioteca convencional.

Una vez creados, tanto el objeto de aprendizaje como el archivo metadato de su etiquetado, se genera un tercer archivo, llamado manifiesto, que integra a los dos anteriores en formato comprimido. Este último archivo se envía al repositorio para ser almacenado, compartido, consultado, re-usado, entre otros.

Por ello, la dualidad Objeto de Aprendizaje (OA) y Repositorio de Objetos de Aprendizaje (ROA), se erige como basamento complementario e indisociable.



En este sentido, un objeto que no guarde las características necesarias para poder integrarse en un repositorio, pierde todas sus virtualidades y, a la vez, un repositorio que no cuente con una buena base de datos, deja de ser usable, funcional y operativo.

 

Dichos repositorios, conforme la modalidad en que concentran los recursos, se clasifican según la taxonomía propuesta por Rehak y Mason (2003)*, en:

→ los que contienen los objetos de aprendizaje y sus metadatos, en éstos los objetos y sus descriptores se encuentran dentro de un mismo sistema e incluso dentro de un mismo servidor.

→ los que contienen sólo los metadatos, en este caso el repositorio contiene sólo los descriptores y se accede al objeto a través de una referencia a su ubicación física que se encuentra en otro sistema o repositorio de objetos.

 

Repositorios, cómo se organizan

De acuerdo con los campos, áreas del saber, dimensiones u otras formas taxonómicas, la organización de los objetos puede adquirir múltiples formas.

Para esa organización, estos objetos, además de su característica de reutilización, han de contar con la posibilidad de ser actualizados, combinados, separados, referenciados y sistematizados.

Así podremos clasificarlos o catalogarlos y etiquetarlos para ser ubicados en los correspondientes almacenes o repositorios de contenidos u objetos, con el fin de que posteriormente puedan ser localizados para su reutilización o, si procede, modificación o reelaboración, mediante las correspondientes estrategias de contraste, comparación, relación y crítica de la información obtenida.

 

De ahí que el OA y el ROA sean 2 entes complementarios.

 

Un objeto que no guarde las características necesarias para poder integrarse en un repositorio, pierde todas sus virtualidades y, a la vez, un repositorio que no cuente con una buena base de objetos, deja de ser interesante y operativo.

La propia Web podría ser considerada como un gran repositorio, siempre que le apliquemos estrategias de búsqueda, procesamiento, selección y catalogación a través de esquemas de metadatos.

La estructura de metadatos supone contar con una detallada disposición textual, que describe atributos, propiedades y características distribuidos en diferentes campos que identifican claramente al objeto, con el fin de que pueda encontrarse, ensamblarse, utilizarse, en suma.

 

Por tanto, entendemos a los repositorios de objetos de aprendizaje como una gran colección de los mismos, estructurada como un banco o base de datos con metadatos asociados y que generalmente podemos buscar en los entornos Web.

La utilización de metadatos facilita la indexación de objetos que así podrían ser buscados sin problema en Internet.

 

Pero no sólo interesa que existan excelentes repositorios o almacenes estructurados de objetos. Lo deseable es que, tanto los objetos como los repositorios se atengan a determinados criterios de estandarización con el fin de hacer posible los intercambios, migración y encaje de objetos entre repositorios y plataformas distintos.

Si los objetos cumplen con determinados estándares sus posibilidades aumentan al permitirse combinarlos, ensamblarlos, agruparlos, catalogarlos, secuenciarlos, permutarlos, etcétera. Se trata de rentabilizar los esfuerzos y recursos a través de este efecto multiplicador que un mismo objeto puede generar.

Un estándar sirve como tipo, modelo, norma, patrón, referencia o acuerdo para describir o hacer algo.

Los estándares surgen de consensos internacionales basados en normas documentadas que contienen las especificaciones técnicas y de calidad que deben reunir todos los productos y servicios para cumplir satisfactoriamente con las necesidades para las que han sido creados y para poder competir internacionalmente en condiciones de igualdad, es decir, sin el impedimento de las barreras técnicas que pudieran obedecer a diferentes formatos según las especificaciones de cada país.

Estándares para objetos de aprendizaje existen varios, algunos de ellos generalmente aceptados por la comunidad de expertos. Si se generalizase esta dinámica de estandarizar objetos, repositorios, sistemas, plataformas, etcétera, estaríamos promoviendo también la generación de equipos multidisciplinares de pedagogos, psicólogos, informáticos, expertos en contenidos, documentalistas, etcétera, que paulatinamente se irían convirtiendo en especialistas en estos temas.

Igualmente se aumentaría la confianza de los usuarios en estas tecnologías como herramientas para el aprendizaje. La evaluación de objetos, repositorios y plataformas se haría más fácil porque los indicadores para la misma serían transparentes.

 

Resulta evidente que enseñar y aprender desde la perspectiva de los objetos de aprendizaje exige nuevas formas de pensar y de hacer la enseñanza y el aprendizaje, dado que los diseños pedagógicos así como los desarrollos y procesos de enseñanza-aprendizaje han de plantearse de manera diferente.

 

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* REHAK, D.; MASON, R. (2003). “Keeping the learning in learning objects”. En Littlejohn, A. (Ed.), Reusing online resources: a sustainable approach to e-learning, Kogan Page, Londres.